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¿Por qué gatos?

 

Pese a la creencia generalizada de que los gatos sólo hacen lo que quieren y de que, por ello, no pueden ser entrenados, lo cierto es que los gatos disfrutan, y mucho, de la compañía de los humanos cuando han sido socializados de manera adecuada, pueden asimilar algunos conceptos y algunos de ellos poseen la capacidad de ser entrenados para manipular mecanismos simples. Aprenden a ser más astutos con la repetición de los juegos y observando cómo actúan los humanos entendiendo por sí mismos cómo abrir una puerta, ser alimentados, beber agua del grifo o mejorar sus habilidades en los juegos de caza.

 

Los gatos tienen un temperamento estable que tolera poco los cambios, y disponen de un sistema propio de comunicación que incluye  maullidos, gemidos, silbidos, gruñidos y alrededor de un centenar de diferentes vocalizaciones, además de un lenguaje corporal específico que es diferente al del perro (con  el que frecuentemente se le equipara de manera incorrecta) que pueden ser empleados como herramientas útiles en las IAA.

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Entre las ventajas que el gato ofrece como animal de compañía, de soporte emocioal o de terapia, se encuentran:

1. El gato  exige poca dedicación. No necesita que se le enseñe dónde y cómo hacer sus necesidades, ni sacarle a pasear para tales fines. Solo necesita una caja con arena,e instintivamente se dirige a ella a orinar y defecar tapando además las heces al terminar. Tampoco demanda largas horas de ejercitación. Los gatos son velocistas no maratonistas, por lo que 15 minutos al día -o menos- de juegos serán suicientes para mantenerle sano y contento. El gato tolera muy bien largas horas sin supervisión humana, siempre y cuando tenga acceso a agua y comida, a un lugar cálido donde dormir, y a su caja de arena. Esto es especialmente bueno en casos de personas que trabajan largas horas fuera de casa, tienen movildad limitada o alguna condición de salud que les impida un alto nivel de acividad física.

2. Los hay reservados, tímidos, tranquilos o muy sociables, con lo que es posible encontrar el gato que mejor se adapte al nivel de interacción que deseemos.

3. Favorece/facilita el estado de relajación en las personas. El lenguaje corporal grácil y sútil del gato, junto con su baja tolerancia a los ruidos, los movimientos bruscos o los cambios de rutina ayudan también al desarrollo del autocontrol y habilidades sociales en quienes interactúan con ellos. Esto es especialmente útil en los casos de personas que no toleran bien los excesos emocionales, son susceptibles de padecer ansiedad (generalizada, social, etc.) o presentan trastornos de comunicación.

4. Son menos intimidantes que otras especies (perros, caballos, etc.) por su pequeño tamaño y nivel de actividad bajo. Además, pueden provocar la risa espontánea al observar algunas conductas felinas innatas particularmente ilógicas para la mente humana, como chupar y amasar cobijas o rascar la cabeza.

5. Su manutención puede ser más económica. Por su tamaño, el gato consume menos almento que el perro (de 1,7 a 4 kg de pienso al mes, según el peso, sexo y nivel de actividad). Además, por lo general son muy sanos y reistentes, reduciéndose al mínimo las visitas al veterinario siempe que se siga fielmente un plan de vacunaciones y castración/esterilización.

6. Pueden llegar a ser muy empáticos, por lo que son capaces de identificar los estados de ánimos de los humanos con quienes conviven y adaptar su comportamiento según convenga: evitamiento (ante el enojo), huída (estallidos de violencia), juego o apaciguamiento (tristeza), sueño (cansancio), etc.

7. Al ser tan independientes, lograr captar la atención y devoción de un gato ayuda a subir la autoestima.

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